sábado, 31 de enero de 2009

Zapata: Modelo a seguir. Respeto y reconocimiento a la historia Latinoamericana (parte II).

sábado, 31 de enero de 2009
La lucha en el sur a la Muerte de Madero

Tras el asesinato de Francisco I. Madero y el ascenso en el poder de Victoriano Huerta, la lucha armada se exacerbó y Zapata fue uno de los jefes revolucionarios más importantes, al tiempo que introdujo importantes reformas en Morelos. Posteriormente estas posturas lo opusieron al nuevo presidente (Venustiano Carranza). Victoriano Huerta una vez en el poder, envió una comisión encabezada por el padre de Pascual Orozco, Pascual Orozco (Padre) a pactar la paz con Emiliano Zapata, esto le facilitaría tener un frente menos de guerra en el país. Éste, que contaba ahora con el dominio de Morelos y parte de los Estado de México, Guerrero, Puebla y Tlaxcala, se negó a pactar con los que llamó “Asesinos de Madero”. Fusiló al emisario de Huerta, envió una carta al General Félix Díaz repudiandolo.al igual que al gobierno de Huerta y para mayo reformó su Plan de Ayala declarando que Victoriano Huerta era indigno de la presidencia del país y a Pascual Orozco se le retiró el cargo de Jefe de la Revolución. Zapata quedó entonces como único Jefe del Ejército Libertador del Sur. Sin embargo, es preciso consignar que reconocer el Plan de Ayala implicaba el no reconocimiento del Plan de Guadalupe, convirtiéndolos en luchadores de una causa aislada a las encarnizadas batallas que se libraban en el norte del país con Francisco Villa, Álvaro Obregón y Pablo Gonzáles Garza. En los primeros meses de 1914, Zapata tomó Jonacatepec y Chilpancingo,y en ese mismo año ,su ejercito ya constaba de 27 000 hombres, por lo que para abril ya había controlado por completo el estado de Morelos y algunos lugares de Guerrero. Poco después conquistó Cuernavaca y para junio se acercó a la Ciudad de México ocupando Cuajimalpa, Xochimilco y Milpa Alta, amagando a esta ciudad, sin embargo, las fuerzas constitucionalistas les cerraron el paso al ocupar la Ciudad de México, antes que las propias zapatistas que se encontraban más cerca. En septiembre, Venustiano Carranza envió a Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal y a Luis Cabrera a conferenciar con Emiliano Zapata, pero nuevamente el caudillo suriano exigió la renuncia al Poder Ejecutivo de Venustiano Carranza y el reconocimiento del Plan de Ayala. Los emisarios, como toda respuesta abandonaron su campamento y el estado pues Carranza rechazó rotundamente sus peticiones calificándolas de inadecuadas.

Gobierno Convencionista

En ese mismo mes, Zapata, desde su cuartel general de Cuernavaca, promulgó la entrega de de tierras a los pueblos. Invitado por varios delegados de la Convención de Aguascalientes, en la que los tres grupos más importantes que participaron en la Revolución Mexicana intentaron dirimir sus diferencias, Zapata no fue en persona al citado evento pero envió una comisión integrada por Antonio Díaz Soto y Gama (quién protagonizo el Incidente de La Bandera), Leobardo Galván, Paulino Martínez, Manuel J. Santibáñez y Manuel Uriarte, los que quedaron en calidad de observadores hasta que la Convención optó por desconocer a Venustiano Carranza. Así pues, Emiliano Zapata se unió con Francisco Villa y ambos reconocieron a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional de México, no así el encabezado por Venustiano Carranza, lo que provocó la continuación de la guerra civil. A finales de noviembre la poderosa División del Norte y el Ejército Libertador del Sur entraron en la Ciudad de México, alcanzando así fama nacional el movimiento zapatista, como la otra cara de la moneda entre campesinos surianos y del norte. En su estancia en la Capital sus tropas tuvieron una actitud más que pacífica: obtuvieron recursos mediante limosnas y evitaron los robos y asaltos de algunos bandidos que se hacían llamar zapatistas, ensuciando su nombre. El 4 de diciembre Villa y Zapata tuvieron una célebre entrevista en Xochimilco, lográndose una alianza militar entre ambos ejércitos. Villa aceptó en cambio el Plan de Ayala, a excepción de sus acusaciones a Francisco I. Madero, quién había sido su redentor y se obligó a dar armas a Zapata. Concretados estos acuerdos, Emiliano Zapata, partió rumbo a Amecameca y tomó Puebla el 17 de diciembre de 1914, aunque en los primeros días de enero la plaza le fue arrebatada por las fuerzas del General Álvaro Obregón. Este habría de dedicar sus mayores esfuerzos para combatir al poderoso ejército villista, dando lugar a que durante 1915, Morelos fuera gobernado por los campesinos levantados en armas, asesorados por los intelectuales de la lucha suriana. En 1916, una vez que Venustiano Carranza se había instalado en la Ciudad de México y que Francisco Villa hubiera sufrido serias derrotas por parte del Ejército de Álvaro Obregón, Carranza dispuso la ofensiva contra el zapatismo, al mando de Pablo González Garza. Con apoyo incluso de la aviación del ejército, Cuernavaca fue ocupada por los constitucionalistas en mayo y, aunque regresó efímeramente a manos de los zapatistas, quedó definitivamente en su poder el 8 de diciembre de ese mismo año. Ante la carencia de armas y ya sin el apoyo villista, en muy poco tiempo casi todas las poblaciones del estado quedaron en poder de los constitucionalistas. En 1917, Zapata, lanzando una contraofensiva reconquistó Jonacatepec, Yautepec, Cuautla, Miahuatlán, Tecala y Cuernavaca. En marzo expidió la ley administrativa para el estado, reabrió escuelas, creó instituciones para reiniciar la producción de alimentos del campo y continuó la guerrilla en zonas periféricas y de frontera. Sin embargo, en octubre del mismo año entró a Morelos el general Pablo González Garza, apoderándose del territorio. Para 1918, Emiliano Zapata era un guerrillero, como Francisco Villa ya por 1920, con poco futuro, pues su movimiento, indudable manifestación del descontento campesino, ante las constantes batallas, pocas municiones, muerte de cabecillas importantes y la ley agraria de Carranza que apaciguo la causa suriana, contribuyeron a que para ese año no se llegara a consolidar una real organización político-militar. Siendo una rebelión de masas campesinas se limitó a realizar su guerra de guerrillas a
partir de 1918.

Muerte de Zapata

La guerra por parte del gobierno tomó perfiles despiadados. El gonzalista Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio. Acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919, pero Zapata murió preso de una emboscada. No pocos condenaron el procedimiento, además, esto dio lugar a que, una vez muerto, Zapata se convirtiera en el Apóstol de la Revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento continuó, aunque en franco declive, y los zapatistas acordaron nombrar a Gilbardo Magaña Cerda como Jefe del Ejército Libertador del Sur, quién sería el último. Casi un año después los compañeros de Zapata se integraron al gobierno aguaprietista, y uno a uno murieron asesinados por el mismo gobierno cuando trabajaban para la misma institución.

Los seguidores de Emiliano Zapata reciben el nombre genérico de zapatistas, aunque es muy importante hacer la distinción entre los zapatistas de tiempos de la revolución mexicana y los actuales zapatistas del sur de México.

Hace algún tiempo,s e publicó un texto, [1] que cuestiona la versión oficial de la muerte de Zapata en la Hacienda de Chinameca. Hasta la fecha no ha habido una respuesta pública, con argumentos, ni siquiera de historiadores profesionales, que refute este cuestionamiento a la versión oficial. Sin embargo, ha provocado la molestia de quienes lo publicaron, porque les dicen que distorsionan la redacción de este punto, al parecer por la incapacidad de argumentar.

Zapata es el autor de la famosa frase «Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado», muy comúnmente atribuida de forma errónea a otros autores y revolucionarios, incluyendo a Ernesto Guevara, Dolores Ibarruri "La
Pasionaria" (quien ciertamente la popularizó con sus discursos durante la guerra civil española) e incluso a Esquilo

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